↓B. Home Serie Televisive Spagnole: ⇉ Cap. 35° ↔ Cap. 37°.
Sommario:
Sommario:
Isabel - Capítulo 21
Transcripción completa.
Otro embarazo
resultaría fatal para vos.
Es nuestro deber
tener descendencia.
Altezas, es vital, vital,
que guardéis abstinencia.
"No debería reinar
quien no sabe gobernar".
Este es el fruto
de la evangelización de Talavera.
Quizás ha llegado la hora
de emplear elementos más eficaces
para acabar con la herejía.
Por la gracia de Dios,
os nombro inquisidor general
del reino de Castilla.
Si no pasáis desapercibida,
tendréis problemas.
¿Qué le han hecho
a nuestra hija?
Dice que se presentó ante ella
su prima, Juana.
Si doña Juana evita su reclusión,
mi señora está dispuesta
a anular todos los acuerdos.
Si Juana sufre daño alguno,
vos responderéis ante mí y ante Dios.
Salam Aleikum, hermano.
He decidido que Nasser,
el hijo de Zoraida,
sea mi sucesor.
Sé que no prestaréis oídos
a los que vengan con maledicencias.
Decidles,
que quienes se vuelven contra mí,
e intrigan a mis espaldas,
pagan por su traición.
Servíos, hijo mío.
Es mi deseo
abrazar la fe verdadera.
Boabdil entregará Granada
a los infieles.
No sucederá tal cosa
él nunca será emir.
Les daremos un escarmiento,
Así otros se lo pensarán dos veces
antes de señalar a nadie.
Han robado en mi despacho documentos
con la identidad de los denunciantes.
¿Cómo habéis podido?
Cuanto menos sepáis,
mejor para vos.
Es una de vuestras damas,
¿qué disponéis que haga?
Que la justicia siga su curso.
Quería que esos cobardes
que delatan a los míos,
¡pagaran con sangre
sus felonías!
Os he puesto miel,
para suavizar el sabor amargo.
Sois un ángel.
Señora, estáis lívida.
Alteza... ¡Ayuda!
Si no lo hacéis por Beatriz,
pensad en la reina.
¿Osáis hablar
en nombre de mi esposa?
Vais a morir por esto.
¿Quién es la afortunada?
Beatriz de Osorio.
Susón debe morir.
Todo esto es culpa mía.
¡Yo os maldigo,
ojo por ojo!
(Grita).
Subtitulado por TVE.
Apuraos,
sé que he de hacer esperar
a mi prometido,
pero no para que se arrepienta.
¡Elena!
Qué hermosa estáis,
hija mía.
¡Padre!
Ya sabréis arreglaros solo.
Ya lo hice cuando abultabais
no más que un cabrillo.
Relinchos
Os dije que íbamos de caza,
y he cumplido.
Hemos cazado una novia
camino del altar.
Dejadnos ir, os lo ruego.
-¡Padre, no!
Quieta esa lengua, andrajoso.
-¡No, padre!
¿Esperabais
que no habría de enterarme?
Pagaré lo que os debo, os lo juro.
-¡Padre, por favor, padre...!
Es mi única hija.
No volveréis a verla
hasta que saldéis vuestras deudas.
¡En marcha!
(Llora): Por favor, soltadme.
(Llanto de bebé).
Podéis iros.
Ni rastro de bubones,
están sanos como robles.
Gracias a Dios.
Si la peste...,
no quiero ni pensarlo,
perdería la cabeza.
Muchas leguas separan
Segovia de Sevilla,
de haberse contagiado
lo sabríamos.
Os estoy muy agradecida,
podéis retiraros.
Hacéis bien
en tomar precauciones,
la peste no hace distingos
entre campesinos y reyes,
ni entre cristianos y judíos;
todos somos iguales
ante la enfermedad.
Los judíos no sois
los causantes de la peste.
Si creéis que pienso así,
os equivocáis.
Mi señora,
son tantos los que se equivocan,
y tan graves sus desmanes...
Retiraos, Badoz.
Ocupaos de los desmanes
que causa la enfermedad,
que de los que provocan mis vasallos
ya me ocupo yo.
Señora,
ha llegado esto para vos.
Es de mi sobrina Beatriz.
Y todavía se atreve
a solicitar mi perdón...
Que disfrute
en las islas de Canarias,
junto a su esposo.
Señora, yo no encuentro palabras...
¡Beatriz, por el amor de Dios!
No os mortifiquéis más,
la culpa no es vuestra.
Nadie le puso
una daga en el pecho a mi esposo
para obligarle a...
Isabel, debéis perdonar.
Señora, el rey insiste
en que vayáis a Aragón
para proceder a la jura
del príncipe Juan
como heredero ante las Cortes.
Habrá de esperar,
Castilla y mis hijos me necesitan.
No creo que sea el momento.
Precisamente,
su alteza, don Fernando,
insiste en encargarse personalmente
en la educación de vuestros hijos.
Si el rey se encuentra
lejos de estas tierras
será porque tiene en las suyas
asuntos que atender.
A su vuelta
podrá satisfacer tal deseo.
Mi señora,
quizás no insistiera tanto
si respondierais a las misivas
que os envía cada semana.
Viajaremos a Aragón
cuando yo lo crea conveniente.
Y no esperaré a su regreso
para educar a mis hijos.
Retiraos.
Se abre la puerta
Señor, siento importunaros.
Alguien desea veros.
¿Seguimos sin noticias de Castilla?
Sé que el rencor le impide
responder a mis cartas,
pero las Cortes
deben ser convocadas con antelación.
¿A qué espera?
Se trata del futuro de la Corona.
Os ruego me disculpéis.
Hacedle pasar.
¿Quién sois,
que osáis mirar así a vuestro rey?
¿Acaso no me reconocéis?
¡Verntallat, por todos los santos!
¿Cuánto tiempo ha pasado?
Me temo que el que refleja mi rostro.
Quiero presentaros a Pere Joan Sala,
mi mano derecha.
Esto hay que celebrarlo;
que traigan de comer y de beber.
Vamos a festejar el reencuentro.
¿Recodáis que dijo el astrólogo,
que reinaría en Granada?
Mejor lo recordará vuestro padre,
sus palabras se clavaron hondo.
Tanto, que ha ordenado
que le corten la lengua,
y le vacíen los ojos.
Si en el cielo está escrito
que seréis el nuevo emir,
así habrá de ser,
aunque deje a todos los astrólogos
mudos y ciegos en Granada.
También dijo
que seré el último emir de Granada.
Luego antes,
el trono ha de ser vuestro.
Mi padre nunca lo permitirá.
Sois el heredero,
vuestro destino está escrito,
confiad en él,
y en vuestra madre.
Este hombre salvó la vida
de mi difunta madre y la mía.
¿Tendría yo 10 años?
(Asiente).
Fue cuando el conde de Pallars
atacó Gerona con 2.000 hombres.
Os tenían encerrados
en la torre Gironella.
Nunca olvidaré
la cara de terror
de vuestra madre temiendo por vos.
Ella tampoco olvidó nunca
lo que hicisteis por nosotros.
Doña Juana Enríquez,
una gran mujer.
Por el honor,
y por la amistad que perdura;
la amistad verdadera.
Y ahora contadme eso tan importante
que os trae por la Corte.
Mi señor, acudimos a vos
en busca de justicia.
¿Qué problema tenéis?
Un noble, Guifré de Prades,
ha raptado a la hija de un remensa
el día de su boda.
En represalia por no haberle dado
una parte de la dote.
El noble se acoge
a los malos usos señoriales;
no piensa devolverla
hasta que pague.
La cosecha ardió
y el señor le pide cuentas por ello.
El remensa
nunca podrá pagar su deuda.
Esas costumbres
había sido abolidas.
Mi tío, el rey Alfonso,
promulgó una ley
para acabar con ellas.
Cierto, en 1455,
bien sabéis que no evitó la guerra.
Nada ha cambiado desde entonces,
los nobles no dejan de abusar
de los campesinos
Acatarán las leyes de Aragón,
por las buenas o por las malas.
Os doy mi palabra.
Acabaré con los malos usos
para siempre.
Es mi deseo que mis hijos
aprendan a leer y escribir
lo antes posible.
Quiero que hablen latín,
y que sepan de música y teología
mucho antes que yo lo hice.
Sin ánimo de contraveniros,
¿no son vuestros hijos muy pequeños
para asimilar tales enseñanzas?
Juana parece bastante despierta,
y el príncipe heredero
debe iniciarse en la lectura
cuanto antes.
Encargaos de encontrar
al preceptor adecuado.
En ese caso,
creo conocer a la persona idónea.
Qué criatura adorable.
-El tesoro más preciado de la reina.
Alteza, os presento
a Beatriz de Galindo.
¿También habré de ocuparme
de esta delicia?
Temo que ya no será necesario.
Beatriz.
Juan,
Juan venid conmigo.
(Ríe): Nassar ben Alí,
fuerte y sano como su padre,
hermoso como su madre.
Tengo en mis brazos
a mi digno sucesor.
Él le devolverá
la gloria a este reino.
Que así sea.
Pero no puedo imaginar
un lugar más espléndido
que el reino que gobernáis.
Castilla, al lado de Granada...
Es una tierra sin sol
desde que os perdió.
Buenas noticias, mi hermano y señor;
nuestros espías vienen de regreso.
¿Lo han conseguido?
Ya sabemos por dónde entrar.
Os pedí que buscárais
al mejor preceptor.
¿He de recordaos que educará
al príncipe heredero
de Castilla y Aragón?
Mi señora, os aseguro
que Beatriz de Galindo es una erudita
es un portento en saberes.
Demasiado joven,
es imposible que posea
la experiencia necesaria.
Desde hace tres años
asiste y dicta lecciones de latín
en la Universidad de Salamanca.
¿Acaso no hay varones
igual de capacitados?
Mi señora, pocas mujeres,
a excepción de vos,
son tan pías y rectas en su proceder.
Nada debéis temer,
prepara sus votos para ingresar
en un convento de clausura.
Este es el mandato
que su serenísimo señor
el rey Alfonso de Aragón y Sicilia,
dictó en el año de gracia de 1455,
por el que quedaban abolidos
los malos usos señoriales.
He dispuesto
que hagan trascripciones de él
para que recordéis
qué derechos asisten
a los remensas de vuestros señoríos.
En caso de incumplimiento,
la Corona hará justicia
con todos los medios a su alcance,
incluso por la fuerza,
si fuera necesario.
¿Ha quedado claro?
Podéis marchar.
Todos menos vos.
Murmullos
¿En qué puedo serviros, alteza?
He oído que tenéis cautiva
a la hija de un campesino.
Así es, señor.
¿Con qué derecho secuestráis
a una de mis súbditas,
precisamente el día de su boda?
Señor, me vi obligado
a tomarla en prenda.
Ese campesino
se ha atrevido a burlarme.
Explicaos.
Por un descuido
se quemó la cosecha entera,
pero se niega
a compensar mi pérdida.
¿Acaso creéis
que tiene con qué pagaros?
Algo tendrá, alteza,
pues ha casado a su hija.
Pero de su dote
tampoco me ha llegado nada,
al contrario de la costumbre
de nuestras tierras.
Son precisamente esos
los malos usos abolidos.
Hasta ahora en Cataluña
nunca se ha tenido en cuenta eso.
Mi señor,
un remensa es un remensa,
y este en particular
merece un escarmiento.
Los escarmientos los da
el rey de Aragón.
Entonces,
imponed obediencia a los campesinos,
o se volverán contra nosotros.
De momento, obedecedme vos,
devolviendo a la joven
que mantenéis cautiva.
No puedo hacer tal cosa,
no habría mayor muestra de debilidad.
Otros aprovecharían...
No volveré a repetirlo.
Liberadla de inmediato,
os lo ordena vuestro rey.
¿Se puede saber qué hacéis aquí,
y de esta guisa?
Regreso a Salamanca.
-¿Sin el consentimiento de la reina?
No desea saber nada de mí,
¿por qué me habéis hecho venir?
Porque sois la persona indicada
para educar a los príncipes.
Solo vos lo creéis.
No os precipitéis, os lo ruego.
No cuento
con la confianza de la reina,
¿qué pretendéis que haga?
Dadme tiempo
para convencer a su alteza.
Tened paciencia, hija mía,
haced gala
de la rectitud que os avala,
y de vuestros conocimientos.
Y, sobre todo,
disimulad vuestra belleza.
"Ego te absolvo a peccatis tuis,
in nomine Patris el Filii
et Spiritus Sancti. Amen".
Habéis dejado pasar
más tiempo del habitual
entre esta confesión y la anterior.
Las cuestiones de gobierno ocupan
gran parte de mis pensamientos.
¿Tanto como para distraeros
de vuestras obligaciones religiosas?
Conociéndoos,
graves han de ser.
Lo son,
no puedo dejar de pensar en ellas.
¿Hay algo que yo pueda hcer
para serenar vuestra alma?
Os lo agradezco,
pero dudo que esté en vuestra mano.
¿Acaso teméis algo?
¿Qué habría de temer?
Soy la reina de Castilla.
Tal vez nuevas amenazas,
que el pasado se haga presente,
que otra mujer usurpe vuestro lugar
en el corazón de vuestro esposo.
Sois audaz, fray Hernando,
quizás en exceso.
No es mi intención molestaros.
Ateneos a vuestras funciones.
Cuando necesite vuestro consejo
os lo haré saber.
Manuel.
¡Hija!
¿Qué te han hecho?
¿Qué te han hecho?
Maldito...
(Llora).
Se abre la puerta
Tenéis razón,
vivo en la amargura,
desde lo sucedido
con Beatriz de Osorio.
No quiero que se repita.
Teméis no poder impedirlo.
Evitando la tentación
se evita el pecado,
pero son demasiadas
las que se ciernen sobre Fernando.
Por eso no queréis en la Corte
a Beatriz de Galindo.
Sí,
aún sabiendo que mi poder
no sirve de nada en estos asuntos.
Esa joven
jamás osaría traicionaros.
Dadle una oportunidad a ella
y también a vuestro esposo.
De quien espero otro hijo.
No he querido
que el rey lo sepa,
no ahora que entre nosotros
solo hay distancia
y silencio.
Mi señora, ¿no lo veis?
Es una señal.
El Señor
ha colocado en vuestro vientre
ese nuevo fruto
para olvidar el pasado.
No dudéis más,
hacedle partícipe
de todo cuanto os angustia.
Él os ama, lo sabéis.
Viajad a Aragón,
jurad a vuestro hijo Juan
como heredero de su padre,
y demostrad al mundo que sois
la reina más grande de Castilla.
Enviad un mensajero.
Disponedlo todo,
partiremos de inmediato.
Salir a recibir a la reina
en la frontera entre los dos reinos
ha sido una gran idea, mi señor.
Enseguida lo sabremos,
amigo Peralta.
El rey de Aragón os recibe
con galas y honores.
Isabel, reina de Castilla,
en mi nombre
y en el de todo mi pueblo,
os damos la bienvenida
al reino de Aragón.
Quedo muy honrada y agradecida
por vuestro recibimiento.
Vítores
Este es el talón de Aquiles
de la ciudad de Zahara:
un pasadizo abandonado.
Es perfecto
para adentrarse en la ciudadela.
¿Seguro que no está defendido?
-Así lo aseguran los espías.
Sitiaremos la ciudad.
Atraeremos la atención cristiana
hacia otro punto de la muralla,
mientras un grupo
de nuestros mejores hombres
se deslizan por ese pasadizo.
Con la ayuda de Alá,
nada ni nadie nos detendrá.
Partid entonces,
y conquistad esa ciudad.
No ha quedado una sola villa
en la que no nos detuviéramos.
El pueblo ha dado
grandes muestras de afecto por vos,
aman a su reina
tanto como a su rey.
Me siento muy honrada y agradecida
por el recibimiento.
Necesitaba
volver a veros junto a mí.
Mañana es la jura,
estoy fatigada
y necesito descansar.
Marchaos, haced el favor.
¿Cómo decís?
Que salgáis de la alcoba,
os lo ruego,
no pienso compartir
el lecho con vos.
Isabel...
Fuera os digo.
Se cierra la puerta
Una vez repasadas
y justificadas las ausencias,
y con el beneplácito otorgado
por su reverencia,
el cardenal Mendoza,
el Consejo se haya preparado
para recibir la propuesta del rey.
Nobles, caballeros,
hidalgos y prelados,
representantes todos
de las Cortes aragonesas,
yo, Fernando II de Aragón,
con plena conciencia
y entera responsabilidad,
os he convocado
en este glorioso día
para proponer a mi hijo
Juan de Aragón y Castilla,
como sucesor
a la Corona de su padre.
Convirtiéndose así
en legítimo heredero de su reino.
Que alcen la mano
aquellos que se avengan
a la propuesta del rey.
En el nombre de Dios
y sobre los Sagrados Evangelios,
¿juráis en nombre de vuestro hijo
y hasta que este juramento
pueda ser refrendado por él mismo,
guardar lealtad y fidelidad
a los fueros del reino?
Sí, juro.
Por la gracia de Dios,
el príncipe Juan
es declarado por estas Cortes
legítimo sucesor
al trono de Aragón.
Vítores al rey
Por aquí.
Apagad las antorchas.
Griterío
¡Abrid las puertas de Zahara
a las tropas de Alá!
Parecéis una fiera enjaulada.
Calmaos de una vez.
Mi lugar no está aquí,
sino en el campo de batalla
junto a mis hombres, con mi hermano.
No podéis arriesgar la vida
por una conquista.
Sois el emir.
¿Qué sería de Granada sin vos?
¿Qué sería de mí?
-Deberíamos tener noticias suyas.
Hermano, doy gracias a Alá.
Hablad,
¿por qué no habéis informado antes?
Porque quería ser yo en persona
quien os contara
que Zahara
vuelve a ser musulmana.
¡Zahara es nuestra!
¿Escucháis?
(Grita): Zahara es nuestra.
Hermano, vuestra victoria
anuncia el comienzo de algo grande;
no hay mejor presagio
de lo que está por venir.
Creía que la jura de nuestro hijo
serviría para aplacaros,
pero ya veo
que os obstináis en vuestra ira.
¿Es que no podréis perdonarme nunca?
Si tanto rencor
albergáis hacia mí,
¿por qué habéis venido?
Mejor hubierais hecho
quedándoos en Segovia.
Sé distinguir
entre los asuntos de Estado
y nuestras desavenencias.
En tal caso,
una vez jurado el príncipe Juan,
nada os retiene en estas tierras.
Ordenaré que dispongan lo necesario
para vuestro regreso a Castilla.
Yo me quedo.
Ahorraos los preparativos,
yo tampoco regresaré a Segovia.
He venido hasta aquí
para asegurar el futuro de mi hijo,
pero también
para conoceros mejor a vos,
y a todo lo que os rodea.
No tengo nada que ocultar.
¿Qué puedo hacer por vos?
Es mi deseo conocer
al resto de vuestros hijos.
No comprendo por qué me hacéis pasar
por este trance.
Es deseo expreso de la reina
conocer a mis hijos y a su madre.
Comportaos con dignidad,
nada más os pido.
Señora, a vuestros pies.
Levantaos.
Así que sois vos la madre
de estas encantadoras criaturas.
Sí, mi señora.
Vuestros hijos son ejemplares:
serios y respetuosos;
debéis estar orgullosa de ellos.
En especial de su eminencia,
el arzobispo de Zaragoza.
Todavía es muy joven,
pero podéis estar segura
de que cumple con sus obligaciones
de la mejor forma posible.
No lo pongo en duda.
Se nota el esmero y la buena mano
empleada en su educación.
Son mis hijos,
nada en el mundo
podría importarme más.
Yo también soy madre,
no lo olvidéis.
Conozco ese sentimiento.
Pero me consta que no sois la única
que vela por ellos.
Sabéis lo que Alonso y Juana
significan para mí.
Por ello quiero que ambos sepáis
que refrendo vuestro testamento,
en referencia al legado
propuesto para vuestros hijos.
Si mi esposo falleciera,
tened la garantía
que no habrá de faltarles de nada.
Muchísimas gracias.
Vuestra generosidad es infinita.
Solo hay un modo
de abolir sus privilegios:
acabar con ellos
de una vez por todas.
Uníos a mí, y os aseguro
que la hija de este hombre
será su última víctima.
(Todos): ¡Acabemos con ellos!
Habéis escuchado a Pere Joan.
Sus palabras
son justas y correctas,
pero también os digo
que sucesos como este
no volverán a ocurrir.
Porque es voluntad del rey
que nunca más sean aplicados
los malos usos señoriales.
¡Nunca jamás!
¿Cómo podéis estar tan seguro?
Porque el propio rey
así me lo ha prometido.
También prometió
que liberarían a su hija,
y lo hicieron,
¿pero en qué condiciones?
¡El rey no es capaz
de hacer frente a sus señores!
Fernando es un rey justo,
yo confío en su palabra.
Confiad también vos.
¿Consentís?
Solamente quería deciros
lo orgulloso que me siento de vos.
Temía vuestra reacción,
pero una vez más
habéis demostrado
qué clase de mujer sois.
¿Qué esperabais,
que la enviara también
a las Canarias?
Si supierais
cuán avergonzado me siento.
No os ofendáis,
pero me pesa menos vuestra vergüenza
que la que yo misma he sentido.
¿Hasta cuándo me vais a atormentar?
Hasta que me juréis que nunca más
tendré que soportar tal mezquindad.
Os lo juro.
En mi vida solo hay lugar para vos.
Dejad de jurar contra vos,
¿no veis que está
en vuestra manera de ser?
Ponedme a prueba.
Decidme qué tengo que hacer
y lo haré,
pedidme lo que queráis.
Basta con que ni yo
ni nadie de mi entorno
vuelva a saber
de vuestras correrías.
Si no me respetáis
como vuestra esposa,
por lo menos respetadme
como vuestra reina.
Os doy mi palabra.
Espero que la cumpláis,
por el bien de nuestros reinos,
y por el de nuestra familia.
Pues quiero que sepáis
que en mi vientre
llevo otro hijo vuestro.
Mañana haremos público
vuestro embarazo,
haremos grandes festejos
para celebrarlo.
Avisaré a Peralta de inmediato.
Deteneos.
Todo eso puede esperar.
En esta cama hace mucho frío
para seguir durmiendo sola.
Llaman a la puerta
Altezas, no me atrevería a molestar
sin un motivo importante.
¿Qué ocurre?
Zahara ha sido tomada
por los musulmanes.
La mitad de la población
ha sido asesinada,
y los demás,
llevados a Ronda como esclavos.
Bien sabe Dios,
que no solo la ciudad de Zahara
volverá a ser cristiana.
Granada entera
será arrebatada a los moros.
Su felonía tendrá
la respuesta que merece.
No nos quedaremos
de brazos cruzados
cuando en otro lugares
se combate contra el infiel.
El papa verá con muy buenos ojos
que plantéis cara al Islam.
Mi señora,
sabed que una vez comenzada
la ofensiva contra Granada,
ya no habrá vuelta atrás.
Y os aseguro
que no será un paseo triunfal.
Los musulmanes acudirán
a defender sus posesiones
hasta el último hombre.
De nada les servirá.
Nuestros hombres irán al combate
con la misma entrega,
y con Dios a su lado.
Para poner fin a la Reconquista
se necesitará un gran ejército
y grandes sumas de dinero,
y la guerra con Portugal
sigue en el ánimo de Castilla.
Razón de más
para recabar apoyos cuanto antes.
En Aragón
tenéis una buena oportunidad
para sumar
hombres y dinero a la causa.
Resolved vuestras desavenencias
con los nobles,
y haced que participen.
Ultrajada y golpeada
con tal vileza
que al padre
le costó reconocerla.
Así fue devuelta
la hija del remensa.
Murió a los pocos días.
Maldito hijo de Satanás.
No es el único caso
desde que apelé a vuestra justicia.
Los nobles hacen
cuanto se les antoja,
y en los campos se duda
de que cumpláis vuestras promesas.
Ese hombre recibirá un escarmiento,
os lo juro,
pero entendedlo,
no puedo someter por la fuerza
a todos los nobles de Cataluña.
Ni gobernar enemistado con ellos
hasta el fin de los días.
Si no os enemistáis con los nobles,
lo haréis con los campesinos.
No sé hasta cuando
podré contener su rabia,
que es tan legítima
como vuestra corona.
Verntallat,
ahora más que nunca es preciso
que nobles y remensas
dejen de pelearse.
Castilla y Aragón tienen grandes
empresas que acometer.
Vos sois un gran guerrero,
noble, fiel, valiente;
quiero que me acompañéis.
Cabalgad a mi diestra,
al frente
de vuestro ejército de remensas,
y juntos llegaremos a Granada.
¿No obligaréis a los nobles
a cumplir vuestras propias leyes?
Llegará el momento
de hacerles pagar su perfidia.
Ahora os necesito a mi lado,
uníos a mí.
Habéis traicionado la confianza
que he puesto en vos,
no esperéis
que yo haga lo mismo con los míos.
Teneos, Verntallat,
estáis a mi servicio,
combatiréis a mi lado.
No os lo pido, os lo ordeno.
No...,
yo no sirvo a hombres sin palabra.
¡Guardias!
Detened a ese hombre.
Desarmarle
y conducirle a los calabozos.
Tiempo tendréis de recapacitar
y comeros vuestras palabras.
¿Por qué os torturáis?
Sois el rey,
habéis obrado como debíais.
Me siento como el mango
del hacha del leñador:
madera traicionera que sirve
para talar los árboles
de cuya materia está hecha.
(Resopla): Soy un miserable.
Le debo la vida a ese hombre,
y así es como se lo pago.
Tendrá ocasión de retractarse.
Por lo que decís, os es leal,
estoy segura de que lo hará.
Llaman a la puerta
Altezas,
noticias del sur de la península.
El marqués de Cádiz y sus tropas
han cruzado la frontera,
atacando la ciudad de Alhama
y arrebatándosela a los moros.
Señora, ¿no os alegráis?
Los reyes de Castilla y Aragón
deben abanderar
la guerra contra los moros,
no los nobles andaluces
en su propio beneficio.
Tenéis razón, vuestras tropas
deben marchar a la vanguardia,
pero aún no podemos
mandar un ejército.
Ya lo haremos.
por lo pronto,
Alhama es cristiana de nuevo.
No es una mala noticia.
Que Roma sepa que en la península
ya se combate al Islam.
Aguardad.
Patid mañana hacia Sevilla
y hacer saber
que los reyes de Castilla y Aragón
dirigen la campaña contra Granada.
Ordenad en nuestro nombre
que todo aquel capaz
de alzar un arma contra el infiel
se una a nuestras huestes.
Mi señor,
urge que los nobles catalanes
pongan sus fuerzas
a vuestro servicio.
¡Guifré de Prades!
¡Guifré de Prades!
¡El infierno te espera,
pues yo te condeno a muerte!
¡Maldito!
Si mi padre se entera, nos matará.
Sois los culpables de la muerte
de mi hermano Al Sarray,
debería degollaros sin demora.
-Nada tuvimos que ver.
Fue mi padre
quien ordenó su ejecución.
La Alhambra
es un nido de escorpiones,
los de vuestro clan
sois todos iguales.
Os equivocáis,
mi hijo y yo lloramos tanto como vos
la muerte de vuestro hermano.
Al Sarray no habrá muerto en vano
si continuáis lo que no terminó.
Ayudadnos a deshacernos del emir.
¿Y acabar con mi cabeza
sobre una bandeja?
¿No deseáis liberar a Granada
de los escorpiones que la tiranizan?
¿Cómo sé que no es una treta?
Prestadnos el apoyo de vuestro clan;
el hijo de la infiel no debe reinar,
vuestro hermano murió para impedirlo.
Ved de lo que es capaz
una mujer despechada,
cuidaos de no ofender
a vuestras esposas.
Os juro que cuando mi hijo
reine en Granada,
nada habrá de faltaros.
(Llora): Creedme.
Creedme, os lo ruego, creedme.
Levantaos.
-Sois nuestra única esperanza.
Sois nuestra única esperanza.
Levantaos, ¡soltadme!
Ningún abencerraje
participará en vuestras intrigas.
Jamás.
Si volvemos a encontrarnos,
viviréis el mismo trato
que nuestros enemigos.
Nunca debí haceros caso.
¿Cuándo vais a aceptar
que estamos solos?
Nos hemos jugado la vida por nada.
-Estáis en un error,
ya tengo lo que quería.
El marqués de Cádiz
se hizo con la plaza,
y ahora está atrapado en ella.
El enemigo ha sitiado Alhama.
¿Es posible romper el cerco?
No será difícil;
los moros no pueden rodear
todo el perímetro.
Podremos abastecer
a los nuestros.
Obrad con cautela, Gonzalo,
están demasiado cerca de Granada;
Muley Hacen hará todo lo posible
por recuperarla.
La defenderemos.
Alhama ya es un símbolo,
muchos darían su vida por ella.
¿Os ha quedado claro
dónde se encuentran
los aposentos del emir?
Recordad que primero
debéis acabar con su vida,
y luego con la de su esposa
y su hijo.
Apuraos, se escuchan pasos.
-Y ahora convertíos en una sombra.
No seáis terco, por Dios.
Cesad en vuestro empeño
y aveníos a mi causa,
prestadme ayuda,
como ya lo hicierais una vez.
No habrá de faltaros nada,
ni a vos ni a los vuestros.
Os juro que si obedecéis...
Juré obediencia a vuestra madre,
no a vos.
Debéis servir a vuestro rey,
os conviene a vos, a la Corona
y a la cristiandad entera.
Contaréis con mi apoyo
si cumplís vuestra promesa,
de lo contrario,
todos sabrán que no tenéis palabra.
Vuestra terquedad
no me deja otra opción.
Por la autoridad que me confiere
la Corona de Aragón,
os desposeo a vos,
Francesc de Verntallat,
de vuestros castillos,
tierras y demás posesiones.
Quedáis relegado del cargo
de capitán real,
cargo que os otorgó mi madre
por los servicios prestados
a esta Corona.
Soy hombre viejo,
acepto mi destino con resignación,
pero vendrán otros
con sangre nueva en las venas
dispuestos a matar y a morir
porque se haga justicia en Cataluña;
tenedlo por seguro.
Sacad a este hombre de mi vista.
Alteza.
¡Deteneos!
"Via Fora".
Es un llamamiento a las armas.
¿Quién lo envía?
Pere Joan Sala.
Abrid el cofre.
Desde este momento
sois mi rehén.
Sabed que vuestra cabeza
ya no depende de vos,
sino de vuestros seguidores.
Devolved a este hombre
a los calabozos.
Traidor.
(Grita).
-¡Proteged a nuestro hijo!
(Llanto de bebé).
Anoche, mientras dormía,
intentaron asesinarme.
Padre, ¿estáis bien?
Sí, mi sueño es ligero
y pude reaccionar a tiempo.
Pero tomad precauciones,
la amenaza se cierne
sobre nuestra familia;
ninguno estamos a salvo.
¿Y el asesino, le conocéis?
Me atrevería a jurar
que han sido los abencerrajes
en busca de venganza
por la muerte de Al Sarray.
Han encontrado esto
cerca de vuestros aposentos.
Este tipo de espuela dorada
solo la calzan los abencerrajes.
Parece que vuestras sospechas
son ciertas.
No tardaremos en confirmarlas.
Sabremos hacer hablar al asesino.
Deberíais despedazarlo
y exhibir públicamente sus despojos,
y a continuación,
perseguir a los abencerrajes
hasta que no quede uno en Granada.
No conviene precipitarse.
-¿Qué más pruebas necesitáis?
No pararán hasta acabar con nosotros.
-Estamos en guerra contra el infiel,
no es momento de avivar enemistades,
sino de recordar
que una misma fe nos une a todos.
No podríamos combatir
a dos enemigos a la vez.
He decidido convocar
a los caballeros abencerrajes,
serán recibidos en la Alhambra
con honores,
como los valerosos guerreros que son.
Quiera Alá que hagamos las paces
de una vez por todas,
bastante sangre se ha derramado ya.
Han atentado contra vuestra vida.
Si el crimen queda impune,
lo entenderán como debilidad.
Agradezco vuestro parecer,
pero en lo sucesivo, agradeceré
que os lo guardéis para vos.
Si el emir firma la paz
con los abencerrajes,
estaremos solos,
no podremos acudir a nadie
para defender vuestros derechos.
¿Y eso es lo que os preocupa?
Mi tío arrancará la verdad al asesino
y nos matarán en cuanto confiese.
No lo hará,
yo me encargaré
de callarle para siempre.
Sé que no me defraudaréis,
que podré organizar levas
en Cataluña,
disponer de vuestros ejércitos,
así como
de las cantidades acordadas.
A cambio,
queda derogada la abolición
de los usos señoriales.
Hemos sido llamados
a luchar por la cristiandad
contra el invasor musulmán,
como lo hicieron los antepasados.
Habréis de demostrar
en el campo de batalla
vuestra lealtad a la Corona
y vuestra fe en Cristo,
Nuestro Señor.
Y dar la vida,
si fuera necesario.
¿Estáis dispuestos?
(Todos): Sí.
¡Por Cristo!
-(Todos): ¡Por Cristo!
¡Por Aragón!
-(Todos): ¡Por Aragón!
¡Por el rey Fernando!
-(Todos): ¡Por el rey Fernando!
Desde lo más profundo de mi corazón,
os agradezco
que hayáis aceptado la invitación
para poner fin
de una vez por todas
a los enfrentamientos
sucedidos entre nuestros linajes.
No temáis,
vengo a liberaros
de vuestro tormento.
Pronto estaréis en el paraíso,
rodeado de bellas mujeres.
Como emir nazarí
del reino de Granada,
se me ha encomendado
la misión divina
de hacer la guerra a los infieles,
y devolver Al-Ándalus
a los musulmanes.
Que Alá no permita
que nada ni nadie
se interponga en mi camino.
¡Abridme!
¡Abridme, os lo ordeno!
Siento comunicaros
que habéis llegado tarde.
Esta es la posición actual
de las fuerzas del Muley
en su asedio a Alhama.
¿Han estrechado el cerco?
Sí.
Si no llegan refuerzos,
el marqués se verá obligado
a expulsar a los civiles
de la fortaleza.
¿Y dejarlos en manos de los moros?
Los civiles consumen víveres,
y acortan los tiempos
de los tres cuerpos de salvaguardia.
Defensa, reemplazo y descanso.
No daremos lugar
a que eso ocurra,
los meses de verano
juegan a nuestro favor.
Si rompiéramos el cerco
desde estos riscos,
los artilleros podrían colocar
sus espingardas y culebrinas aquí,
aquí, y aquí.
Contad con Francisco Ramírez
y dejaos aconsejar,
sin su pericia hubiéramos perdido
la guerra de Burgos.
(Gime).
Isabel.
Isabel, ¿qué os sucede?
Nuestro hijo, Fernando, ya viene.
Avisad al físico, rápido.
Señor,
el parto se presenta complicado.
Explicaos,
por el amor de Dios.
La placenta bloquea el canal
por el que debe nacer vuestro hijo.
Haced que salga toda esta gente.
Que todo el mundo
abandone la cámara.
No, vos no,
voy a necesitar vuestra ayuda.
Ocupados de que calienten
gasas y paños limpios.
¿Dónde está Boabdil?
¿Qué le habéis hecho a mi hijo?
Reconoced vuestra traición,
arrepentíos públicamente,
y todo esto
habrá terminado para vos.
Me habéis deshonrado,
despreciado como esposa,
me habéis humillado
ante los ojos de todos.
Habéis traicionado a mi hijo,
por favorecer
al de una perra cristiana.
Veo que no os arrepentís.
Lo único que me arrepiento
es de no haberos matado yo misma.
Ya veis,
una vez más habéis tomado
la decisión equivocada.
Antes de que la espada del verdugo
cercene vuestra cabeza,
haré que vuestro sufrimiento
sea largo,
como vuestra lengua de víbora,
y profundo
como vuestro rencor.
Cierran con cerrojo
¿Por qué tardan tanto?
Tranquilizaos, alteza,
la reina se encuentra
en buenas manos.
Se abre la puerta
Dios Santo.
¿Qué clase de carnicería
ha tenido lugar ahí dentro?
Señor, vuestra esposa
ha dado a luz gemelos.
Lo único que me importa es Isabel,
¿cómo está?
Como preveíamos,
el parto se nos ha complicado.
(Llora el bebé).
Isabel, ¿qué os han hecho?
Han sido gemelos, Fernando,
un niño y una niña...
No habéis ahora, esposa mía.
Lo siento, alteza,
el hijo varón no ha sobrevivido.
¡Se desangra!
Todavía no hemos conseguido
detener la hemorragia.
¿A qué esperáis?
Os juro que hago todo lo posible.
Hablad claro,
¿corre peligro la vida de la reina?
Me temo que sí, alteza.
¿Es que no soy digna de vos?
¿Acaso no me amáis?
¿Por qué me traicionáis?
Perdonadme, os lo suplico.
En mi vida solo hay lugar para vos,
os lo juro.
Señor,
también deberíais descansar,
de seguir así caeréis enfermo.
No voy a separarme de ella.
Moriremos juntos,
si así lo quiere Dios.
¿Cómo está?
Igual... o peor.
Siento traer noticias
en un momento como este.
Hablad.
Alhama necesita refuerzos
desesperadamente,
ya no aguantan más, mi señor.
Sin nuestros refuerzos,
la ciudad caerá en pocas horas.
Que aguanten como sea,
no pienso partir
con mi esposa al borde de la muerte.
Será suficiente que vaya
con la mitad de los hombres.
Dividir nuestras fuerzas
jamás, Gonzalo.
La hemorragia no cesa,
así es imposible que cicatrice.
Esto le provoca
las calenturas y el desfallecimiento.
Señor,
¿por qué no atendéis mis plegarias?
Llevadme a mí, salvadla a ella.
Tenéis que salvarla.
Hay algo...,
en Granada aprendí ciertos remedios
de la medicina musulmana
que tal vez podría intentar.
¿Por qué no lo habéis hecho antes?
Alteza, es ciencia infiel
y muy arriesgada.
¡Usadla!
Haced lo que sea necesario.
Sabed que no siempre da resultado.
Que os traigan lo que necesitéis.
Catalina,
poneos a sus órdenes,
y regresad lo antes que podáis.
"Ave Maria gratia plena,
Dominus tecum.
Benedicta tu in mulieribus,
et benedictus
fructus ventris tui, Iesus.
Sancta Maria, Mater Dei,
ora pro nobis peccatoribus,
nunc, et in ora mortis nostrae.
Amen".
"Salve, Regina,
mater misericordiae.
Vita, dulcedo, et spes nostra, salve.
Ad te clamamus, exsules, filii evae.
Ad te suspiramus, gementes et flentes
in hac lacrimarum valle".
Mi señor,
¿habéis decidido ya el destino
de vuestra esposa y vuestro hijo?
La traición
ha de pagarse con la vida,
pero ejecutar a Boabdil y a su madre
debilita a mi familia.
Mis enemigos
podrían sacar partido.
Pasos
Me tenéis a mí,
y al hijo que os he dado.
¿Alguna nueva de Alhama?
No, mi señor,
los cristianos soportan
las penurias del asedio,
a pesar de todo.
"Paseábase el rey moro
por la ciudad de Granada,
desde la puerta de Elvira
hasta la de Vivarrambla.
Cartas le fueron venidas
como Alhama era ganada".
¿Qué significa esto?
Son versos que entonan los cristianos
en la frontera,
de ellos se alimentan sus tropas.
Enviad
a todos los hombres disponibles
y recuperad la plaza.
Encargaos personalmente,
y no regreséis aquí
sin la victoria.
No creo que sea seguro
dejar la Alhambra desprotegida.
Tengo a mi guardia,
y los traidores están
donde deben estar.
¿Acaso creéis
que el caudillo de los abencerrajes
va a presentarse aquí
tras acabar con sus caballeros?
Aniquilad a los cristianos.
Así lo haré.
Podéis cubrir a la reina.
Mis conocimientos y mis manos
llegan hasta aquí,
el resto depende de ella.
Vivirá.
Si antes del alba
no muestra signos de mejoría,
no habrá nada que hacer.
Fray Hernando,
ungir con los Santos Óleos
a mi esposa,
y rezad sin descanso por su alma.
Señor,
si me lo permitís,
me gustaría permanecer junto a ella
todo el tiempo necesario.
Yo también me quedo con vos.
Os lo agradezco,
pero desearía
estar a solas con ella.
¡Id en busca del emir,
que no escape!
Dejad eso,
tomad solamente lo necesario.
Decidme qué ocurre.
¿Adónde vamos a ir?
-Hay salidas no descubiertas.
Vamos, deprisa.
¿Isabel?
Isabel...
Amor mío, habéis vuelto.
Gracias, Señor.
Gracias.
¿Mis hijos?
¿Dónde están?
Quiero ver a mis hijos.
No os preocupéis por nada,
están todos bien.
La reina está viva,
gracias a Dios.
Avisad a Badoz.
¡Mirad, vienen por nosotros!
-Calla.
Sois libres.
¿Y mi padre?
Ha huido con su familia.
Vos sois ahora
el emir de Granada,
os hemos devuelto
el trono que os pertenece.
¿Qué queréis a cambio?
Basta que no sea un tirano
como el Muley.
De eso podéis estar
bien seguro.
Ahora salgamos de aquí,
no es lugar para un emir.
Estaba escrito, ¿lo veis?
Juro que gobernaré
con justicia y rectitud,
y juro que defenderé Granada
de sus enemigos,
¡hasta la muerte!
Mi señora, estamos listos
para partir con nuestros ejércitos.
¿Es cierto que los remensas
han librado a Verntallat?
Así es,
pero eso no debe preocuparos ahora.
Ya llegará el momento
de ajustar cuentas con unos y otros.
Id y luchad con valor.
Y no permitáis
que nadie os quite la vida.
Descuidad,
de eso ya me encargo yo.
Os juro que regresaré muy pronto,
con un buen puñado
de victorias en mis manos.
En nombre de Dios,
de Castilla y de Aragón,
pondremos fin a la Reconquista.
Ahora,
bendecirme para la guerra.
¿Tan clara veis la derrota?
Solo quiero evitaros
una humillación.
Sitiaremos la ciudad,
y atacaremos sin descanso
hasta que lamenten haberla tomado.
Mantenerla será su ruina.
Entregarle esto a la reina Isabel
haciéndola pasar por vuestra,
os lo ruego, es urgente.
En siete días atacaremos Loja.
Un día tendréis a la reina Isabel
a las puertas de la Alhambra,
y os encontraréis
solo y desvalido ante ella.
En breve,
Roma enviará a Portugal,
la orden de que Juana sea recluida
en un convento de clausura.
El rey, Luis de Francia, ha muerto.
¿Es cierto que Juana
y Francisco de Foix se casan, verdad?
Ciertamente, monseñor,
para su felicidad y la nuestra.
Atacaré a los cristianos,
que todos vean el poder
del legítimo emir de Granada.
¿Pensáis entrar en batalla?
¿Van a atacar
sin nuestro consentimiento?
Cederéis a la Corona
todo lo que yo os demande.
¿De lo contrario?
Seréis juzgados por traición,
y condenados.
Si el rey Juan pretende burlarme,
muestra no saber
a quién se enfrenta.
O contribuimos todos,
o acabaremos en manos del Islam.
Es el momento que Aragón recupere
el Rosellón y la Cerdaña,
destinaré parte de nuestras mesnadas
a la conquista.
Es una oportunidad
que no podemos desaprovechar.
El emir de Granada
nos ofrece la paz.
Han llegado noticias
de vuestro hijo.
Subtitulación realizada
por Cristina Rivero Moreno.
__________________________________________
NOTIZIE STORICHE.
__________________________________________
PERSONAGGI.
__________________________________________
TERMINOLOGIA STORICA.
__________________________________________
LUOGHI E ATLANTE STORICO.
Nessun commento:
Posta un commento